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jueves, 26 de marzo de 2015

Y sin quererlo, te quise.

Un día cualquiera me puse a escribir sobre la soledad, sobre todo lo que he tenido que pasar para llegar a ser quien soy, sobre ti... Mil y una noches a tu lado, dormida a tu vera y respirando tu aliento.
Fuí prisionera y adicta de cada uno de los latidos que sonaban en tu pecho. Recorrí cada milímetro de tu cuerpo con mis labios sin cansarme. Te regalé  mis besos más sinceros y mis "te quieros" siempre fueron dichos desde el alma. Lloré de felicidad al abrazarte y saber que estabas a mi lado. Llegaste a ser mi mejor amigo, mi amante, mi alma gemela, mi dosis de vida, mi sueño cumplido, mi pecado preferido... Y te prometí que nunca te faltaría aunque tú ya no estés para mi, yo sigo esperando que me llames para decirme lo mucho que me echas de menos. 
Bendita locura que nos unía, maldita  juventud que nos separo.

Desde ese día que te separaste de mi no he vuelto a ser la misma... porque la soledad se apoderó de mi  y desde entonces vivo como un ser sin alma, ni sentimientos. Te llevaste todo de mi... mi sonrisa no la he vuelto a ver, mis ojos no han vuelto a brillar desde tu partida, no consigo dormir sin tus latidos, me muero de frio sin el calor de tus abrazos, mis labios se han agrietado de tanto esperar a tus besos que nunca llegaran,...
¿Qué hago con mi soledad que grita tu nombre? 
Ya te respondo yo...
No haré nada, solo esperaré a que el destino vuelva a querer que estés conmigo... mientras seguiré viviendo en blanco y negro a la espera de ti, mi toque de color.

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